Barack y Michelle Obama cerraron filas con Kamala Harris en su carrera para las elecciones de noviembre en Estados Unidos contra el republicano Donald Trump, que se mostró reacio a participar en un debate con ella hasta que sea nominada por el Partido Demócrata.

A pesar de que el expresidente había solicitado en un primer momento una suerte de miniprimaria para declarar un nuevo candidato tras la renuncia de Joe Biden, Obama confirmó que, a su juicio, la vicepresidenta es una excelente candidata y que está en condiciones de derrotar al magnate republicano.

“Esta semana, Michelle y yo llamamos a nuestra amiga Kamala Harris. Le dijimos que será una fantástica presidenta y que tiene nuestro completo respaldo. En este momento crítico para nuestro país, vamos a hacer todo lo posible para que gane en noviembre y esperamos que se unan a nosotros”, afirma el expresidente en sus redes sociales, tras permanecer en silencio varios días.

La campaña de Harris divulgó las imágenes y el audio de cuando la vicepresidenta recibe la llamada de los Obama. “Michelle y yo no podríamos estar más orgullosos de apoyarte y hacer todo lo posible para ayudarte a ganar estas elecciones y llegar a la Oficina Oval”, afirma Obama en la conversación telefónica de la que también participa su mujer, Michelle.

“No puedo hacer esta llamada telefónica sin decirle a mi amiga Kamala que estoy orgullosa de ti. Será histórico”, dice la exprimera dama.

Harris agradece a los Obama por su apoyo y expresa su gratitud por su amistad de décadas: “Oh, Dios mío, Michelle, Barack, esto significa mucho para mí. No podemos esperar a hacer esta hazaña con ustedes dos, Doug y yo. Y de comenzar este viaje”.

“Pero, sobre todo, solo quiero decirles que las palabras que dijeron y la amistad que nos brindaron todos estos años significan más de lo que puedo expresar, así que gracias a ambos. Significa mucho. Y vamos a divertirnos también con esto, ¿verdad?”, agregó Harris.

Ayer por la mañana, el apoyo también llegó desde los Juegos Olímpicos de París, con la leyenda del atletismo estadounidense Allyson Felix, quien afirmó que una victoria de Harris en noviembre “sería monumental”.

La vicepresidenta, de 59 años, tiene garantizada la nominación de aquí a la convención del Partido Demócrata, prevista a partir del 19 de agosto en Chicago.

Desde que el presidente Joe Biden, de 81 años, se retiró de la carrera por la reelección, según él por la “defensa de la democracia” y para dar paso a “voces jóvenes”, Harris se ha convertido en la gran esperanza de los demócratas.

El equipo de campaña de la exsenadora por California y exfiscal describe ahora a su rival como un “delincuente de 78 años”, que fue condenado en mayo en un caso penal y con otras causas judiciales pendientes.

La edad se ha convertido ahora en motivo de preocupación para Donald Trump, que se ha visto obligado a recalibrar su campaña, muy centrada en la edad de Biden, porque las cosas ahora se han invertido y él ha quedado como el candidato con casi 20 años más que su rival.

La salida de Biden se precipitó tras su desastroso desempeño en un debate en junio con Trump, quien ahora siembra la duda sobre si participará en uno previsto el 10 de septiembre. Estaba programado contra Biden en la cadena ABC.

“Tiene miedo”. Se esperaba que el debate se mantuviera en pie con Harris, pero el portavoz de Trump, Steven Cheung, dijo que era “inapropiado” programarlo cuando la vicepresidenta aún no es formalmente la candidata demócrata.

De todos modos, uno de los principales asesores de Trump, Jason Miller, dijo que “pase lo que pase” ambos candidatos se verán las caras y que deberían celebrarse “múltiples debates”.

Pete Buttigieg, el secretario de Transporte estadounidense y un importante defensor de la campaña de Harris, se burló de Trump por ser “incapaz de adaptarse.  Demuestra que tiene miedo. Demuestra que sabe que si los dos están juntos en un escenario no va a acabar bien para él”, dijo Buttigieg.

Hace una semana Trump fue coronado en la convención republicana tras resultar herido en un intento de asesinato. Exudaba confianza y triunfalismo. Pero en las últimas encuestas empata con Kamala Harris, acostumbrada a romper el techo de cristal. Negra y de ascendencia surasiática, es la primera mujer vicepresidenta de Estados Unidos.

Ella lo acusa a él de querer arrebatar las “libertades” conquistadas con mucho esfuerzo, como el derecho al aborto, y él la tacha de “lunática radical de izquierda” y afirma, sin motivo, que está a favor de la “ejecución” de bebés recién nacidos.